Un casamiento y ningún funeral
10 de julio 2004, Milán, día de verano con sol, pero fresco, diría ideal. La Arena de Milán no es de las más grandes y lindas de Italia, pero en fin, tiene su encanto y ahí nos casamos. No, no en medio de la Arena...en una sala muy clásica y elegante, con sillas forradas, escritorio de madera antigua y cortinas de terciopelo... En realidad yo nunca había soñado el casamiento, así como lo sueñan (dicen) la mayoría de las mujeres ( y nunca entendí porque debería ser el día más esperado de una mujer y no de un hombre) simplemente cuando tuve mi bebé, pensé que en un país tan burocrático como este, era mejor estar casados. Igual, festejar (sea lo que sea, me gusta!) y me gusta que haya todo lo que no puede faltar en una fiesta... Me compré un vestido, unas sandalias, nada de flores en la mano y ahí fuimos... Yo estaba en pleno puerperio, si, porque si les dijeron que el puerperio dura 40 días les mintieron...mi bebé tenía 4 meses, idea malísima la mia, cuando tenemos todas las energías