La casa amarilla

junio 07, 2022

La casa amarilla

(La odisea de conseguir casa en Milán)

Les digo una cosa: Ya en el 2002 era difícil!

Y nosotros teníamos todo, papeles en orden, trabajo y dinero ( esto lo digo, porque a quien le falta algo de esto, es Mission Impossible))

Varios meses duró la búsqueda. En esos momento sin redes sociales, se compraba el diario, se iba a la página de los clasificados y ahí te pasabas horas...

En enero habíamos dejado atrás las liras y todo había aumentado el doble.

La primer casa que fuimos a ver, todo bien, re linda, con un balcón más grande que la sala...pero algo se podía hacer...Vivir constantemente en el balcón!😅 No perduró, la gente se tiró para atrás a último momento

Otra fue en el barrio chino.

Más que casa era un agujero, al que le habían tirado un colchón en el piso y por el que pedían la suma de 600 euros! Pregunté tímidamente_y la cocina?A lo que uno se acercó a la pared, corrió una especie de cortinita y dijo, acá está. No miento, era una garrafita de camping!

Siempre me gustó el camping, pero yo buscaba donde construir mi vida...se entiende?

El barrio chino en Milán, está en una zona super cómoda, prácticamente en el medio de todo. Pero, (nada contra los chinitos), no era un lugar vivible (lo que ellos llamaban casa)

Después vimos otros de los que ni siquiera me acuerdo, llamado a unos cuantos, que ni atendían el teléfono...hasta que un día, leí un anuncio de un departamento en zona Bovisa (alejado del centro) pero bien servido.(En realidad a Milán si algo no le falta, son medios de transporte)

Pedían a las personas que lo querían ver, presentarse a una hora determinada en la puerta. Me acuerdo que era sábado.

Ahí fuimos...claro: no éramos los únicos. Más o menos 15 parejas, afuera esperando (Via Mercantini 16) Pasábamos de a uno...

Cuando nos tocó el turno, subimos...edificio antiguo, con grandes escaleras , obviamente sin ascensor, puertas pesadas de madera oscura...

El departamento nos iluminó. A alguien se le había ocurrido apenas pintarlo todo de amarillo. Menos el baño, este color resplandecía por sus 30 mts cuadrados (si, no era más que esto)

Los muebles eran nuevos, la cocina (verdadera cocina) todavía envuelta en celofán, todo tenía ese aspecto de que recién le habían lavado la cara...las ventanas también eran nuevas y todo más que limpio.

Pensamos, es este!No era barato! Pero nada es barato en Milán y menos las casas!

Era el boom de la industria inmobiliaria, y menos de esos 750 euros que nos pedían, era imposible de conseguir.

El problema era que otras 15 parejas estaban ahí para verlo!

Volvimos, hicimos algunos números, y decidimos llamar ! Se ve que fuimos los más rápidos, porque el encuentro para firmar el contrato, se concretó.

Así fue como, en junio, entramos a vivir a la casa amarilla.

Yo, que soy obsesiva con los colores ( y con otras cosas también) me dediqué a comprar todo lo que necesitaba, de color amarillo! Platos, tazas, ensaladera, cubre cama, adornos, etc, etc. Y la familia de Argentina quiso colaborar, con manteles y cortinas ! Quedó una casa monocromática 😂😂(Pero las tonalidades cambiaban!)😉

(El problema fue, después de varios años, cuando me mudé) y tenía todo de un color no muy fácil de combinar!😆

Teníamos como vecinos, una familia de chinos (se ve que era destino) que nunca supimos cuántos eran en realidad, porque entraban y salían tantos y todos parecidos, que mucho no se entendía! Y después, la viejita de abajo, que fue la única que una vez nos habló! Ah! y también, arriba, vivía una pareja de chicas, que corría los muebles todas las noches y que Diego se encontraba por ahí, cuando trabajaba como barman.

Pasamos ese verano, tranqui...el siguiente un poco menos, ya que el verano del 2003 fue el más caluroso de los últimos 100 años! Y yo no tuve la mejor idea, que pasarlo embarazada!

La casa amarilla no tenía ni balcón! Daba a una calle, donde pasaban mil lineas de colectivos, y era bastante abrumador, tanto aire de ciudad y tanto cemento por doquier...

No era para nada fácil conseguir estacionamiento, y a mí todo esto empezaba a pesarme...

Igual, estuvimos tres años. Mi pequeño gran Simón, nació cuando vivíamos ahí. Pero fue cuando empezó a quedarnos chica. Entre cuna, cochecito, juguetes y nuevo armario, vivíamos como sardinas...Decidimos irnos de Milán ciudad.

Esa será otra historia, que se concretará un año después de haber comenzado a pensarlo y de nuestra llegada a la hermosa Lainate.

Cuando nos fuimos, el dueño, al que no le habíamos dejado de pagar ni un solo mes por adelantado, nos dijo: No conocen otros argentinos que quieran alquilar?😂😂

"Señor mio", no generalizar nunca! Ni para bien, ni para mal!😉

La casa amarilla, igual quedará en nuestro recuerdo...Piazza Bausan, el aire de barrio, la estación de trenes, árabes por todos lados, la verdulería de la vuelta...A veces paso con el auto, algún día, bajaré!