Cittadinanza italiana (Parte 1)

Dicen las estadísticas, que aproximadamente el 50% de la población argentina tiene origen italiano....Basta con pensar a los apellidos de nuestros compañeros de escuela, que la cuestión aparece clara.... 

Personalmente nunca me había interesado en conocer la historia de mi familia......La única relación con el país de mis antepasados eran algunas palabras que decía mi papá y que yo creía que eran inventadas...

Hasta que allá por el año 2000, y ya con el plan de venir a Europa por más de tres meses (los tres meses en los que cualquier  ciudadano del mundo puede permanecer en otro país, como turista) el tema empezó a quitarme el sueño.

Al contrario de muchos otros países del mundo, la ciudadanía italiana no se consigue por nacer en el territorio, pero si se puede obtener por "sangre". Si tus ancestros son italianos, tu puedes serlo y para más suerte, si lo sos por 'via paterna' la cosa es indeterminada...No hay límite de generaciones. De esta ley me avalé yo para poder sacar la mía, gracias a un bisabuelo que jamás había conocido.. Es más..del cual no sabía ni siquiera el nombre... 

Por suerte, todavía estaba viva mi querida abuela Elena, que tenía una memoria de elefante...y entre anécdotas y cuentos del pueblo "Irigoyen"( donde se habían instalado los "Camusso" apenas llegados de Italia) logró darme algunos datos. 

Sería larguísimo describir cada paso que dí. Fue un sinfín de trámites y búsqueda....que me llevaron a tocar el timbre de gente que no conocía, viajar por la provincia de Santa Fe, comunicar con todos los registros civiles, golpear la puerta de iglesias y arzobispados, deambular por tribunales, y hasta pasarme una tarde entera en los archivos de los testigos de Jehová...😂😂

A todo esto...ya sabía como se llamaba mi bisabuelo..."Simone" que llegado a la Argentina a fines del 1800, lo habían re-bautizado Simón (en esa época los nombres se traducían) y me dije a mi misma que si algún día tenía un hijo varón, ese iba a ser su nombre... Así fue.....